29/6/09

PERDONEN LAS DISCULPAS

...Pues como había que ir, al final fui, (a los encuentros, digo). Pude disfrutar como un gorrino con la habitual batería de datos y referencias de Gonzalo, con el estilo de Emilio y su forma de destilar el acto terapéutico en una esencia atencional, con el empeño de Pepe en la necesidad de basar la toma de decisiones en una sesión de terapia sobre evidencia en lo posible empírica (algo bien diferente a aquello de terapia centrada en la evidencia), ofreciéndonos al tiempo datos muy interesantes procedentes de alguno de sus trabajos, con el repaso de Carlos sobre la historia de la Terapia Familiar de Galicia y con la confesión de Valentín acerca de sus relaciones con la Big Farma gracias al hallazgo de su Relacionil Forte, procediendo a la explicación completa de su prospecto, un abrir boca a la lectura de su libro sobre alianza terapéutica, altamente recomendable (comprobado).


El día, superó absolutamente mis expectativas, no por la calidad de las ponencias (ya que no esperaba menos) si no porque, como siempre en estas cosas, lo interesante surge en los pasillos. Reencontrarme con viejos maestros (enormes, Jose Antonio, Charlie, Celia y Emilio) y apreciados colegas como Juanma e Idoia, poder disfrutar de apasionada conversación (sobre terapia, claro) con estos amigos de A Carón además de Jorge y Noemí de Ítaca, frente a un plato de navajas y vino de la casa… (vamos, un gustazo). Y en los pasillos fue cuando se me acumuló el chollo, justo intentaba adaptarme a una noticia que supuso un auténtico bombazo para mí, cuando hacía esfuerzos por asumir un reconocimiento absolutamente inmerecido (al menos no más merecido que el que merecen aquellos con los que acababa de compartir mesa y conversación), en este estado de extraña confusión me doy cuenta que os “encontros galegos” tienen más de “encontros” y menos de “Galegos” de lo que yo pensaba.


El caso es que, finalizadas las ponencias oigo que alguien me pregunta ¿Tu eres Antonio Olives, el de El Rincón de Jano? Un colega de Andalucía que se había decidido acudir a esta jornada tras enterarse por estos lares cibernéticos. No es la primera vez que conozco a un lector del blog, pero esto tenía un carácter especial (creo) aliñada con mi propia timidez, la confusión, el camino que había recorrido el colega para acudir al evento y con el contexto en el que nos encontrábamos.


Como a veces pasa en situaciones como esta… voy y la cago, envuelto en la clásica paradoja del sé espontáneo –vamos Antonio, ahora es cuando tienes que decir algo ocurrente- y como lo más ocurrente que me venía a la cabeza era un - … pues… parece que va a llover – o un –jaaarr, condemor… pecador de la pradera, fistro – tuve que elegir entre poner cara de gilipollas o de tonto´l pijo, optando finalmente por un híbrido entre ambas… lamentable.


Ni un – tomamos una caña – ni pregunté por el colega con el que acudía, ni nada de nada, sólo la cara de gili-tonto-elpijo. Vamos que, lamento que mi presencia corpórea sea tan patética (a veces parezco normal, lo prometo). Amigos, tenemos una larga conversación pendiente, un saludo y…


¡Perdonen las disculpas!...


Al menos espero que hayáis disfrutado de los encontros tanto como yo.

2 comentarios:

Rosalina dijo...

Yo también estuve allí, vine desde Tarragona, teneis suerte en Galicia al tener profesionales en Terapia Familiar tan brillantes, divertidos y cercanos, disfruté mucho y espero volver.

anxolotl dijo...

un saludo del colega de andalucía, y no te disculpes que tampoco fue pa tanto joé! ya habrá otros saraos,la verdad es que este estuvo de puta madre.